miércoles, 21 de julio de 2010

UNA HISTORIA DE JUGUETES

Hace ya un par de semanas que vi Toy Story 3 y de ella solo puedo decir que fue una muy buena secuela pero innecesaria, la verdad es que tras el final de la 2 poco me importaba ya lo que pasara con los juguetes cuando Andy dejara de jugar con ellos para chaquetearcela porque se había vuelto un puberto Facebukero que solo tenía amigos por internet. Aunque la avalancha de nostalgia fue mucho menor que la de mis hermanos, incluso que la de mi hermana menor y fue por ello que me propuse a escuadriñar en el mundo de mi cabeza en dirección hacia mi infancia ya que no concebía como ella podría tener más nostalgia de algo que se supone era mas de mi generación. No es tanto lo que le llevo a ella, son solo 3 años y cuando estábamos los dos en la primaria fue que se estreno la primera película. Así fue que regrese a ese agujero de ignorancia austero de criterio y fácil influenciavilidad que llame infancia.

Recordé que de chico llegue a ver Toy Story pero mucho después de que saliera en el cine, rentada en VHS en un videocentro (donde también rentábamos juegos de Nes porque nunca tuve más que Super Mario Bross) y que antes de ver Toy Story había visto Small Soldiers que para mi mentecita infantil era la gran onda ver a los juguetes soltándose catorrazos por ellos mismos. De niño prefería la acción al drama de manera que no le preste mucha atención a la historia del vaquerito y el astronauta que debían volver con sus amigos y en su lugar preferí la mala película de juguetes que se daban de madrazos (a veces pienso que si me pudiera visitar de chico me daría unos buenos zapes en la cabeza).

Tras este trivial descubrimiento no evite recordad aquellos días de antaño en que poseía mis propios juguetes y yo era el que creaba la historia y ese fue un recuerdo mucho más agradable.
Yo no solía jugar con otros niños porque me gustaba tener un control de lo que sucedía en la historia y tratar de respetar la continuidad; entre los primeros juguetes que recuerdo se encontraba un Batman, un Robin y un dos caras de la serie de Batman animada que daban cuando estaba en la primaria. No fueron mis primeros juguetes pero si los que más recuerdo y con más cariño y que sufrieron un triste final a manos de un primo irresponsable. Entre el ejército del bien recuerdo que siempre estuvo un Batman al mando, estaba Robin, algún JI Joe, Ratatrampa (de Beast Wars), Goliat (de gárgolas) y Quasimodo. Por parte de las hordas del mal, aparte de dos caras tenia a Mum-Ra, los Power Rangers, ninjas de 20 pesos y gran cantidad de intentos de regalo de cumpleaños, el ejercito de los malos fue muy chafa hasta que llegó Dark Ages Spawn a fortalecer a los malos y poco después Ciclope (de los X-MEN) a reforzar a los buenos, aunque no tuvo mucha participación en la historia que planteaba, ya que llevaba una continuidad y una trama que siempre continuaba juego con juego.

Bueno, esto se fue a no sé donde chingados, pero la cosa es que no le tengo tanta nostalgia a Toy Story y ahora me puse a tratar de recordar de que chingados se trataba el guion de mis juegos de mi infancia. Ya es noche y ando cansado, estas cavilaciones no llevan a nada y estoy considerando concluir la discusión con mi hermana optando por la opción “B”, no tengo alma.

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