Como bien sabremos aquellos que vivimos en México, cuando estamos jodidos, nuestro sistema nos echa la mano, jodiéndonos más.
Sí, es cierto, es completamente necesario subir los impuestos, y todo ese desmadre, dándonos como resultado alimentos de canasta básica más caro, es verdad, eso nos recuerda que no debemos gastar ni en comer, eso es lo que nos quieren decir, ¿no? Como si poco fuera, que los regalos de navidad fueron recortados, la cena y con trabajos, el dinero que dan a los niños para la escuela que usualmente ajustaba para comer, ahora ni para el chicle, y todo de un momento para otro, ¿no es genial cómo nos dan la mano? Pero bueno.
Hablando de alimentos base para todo mexicano, no hay nada más primordial para la dieta que la tortilla, oh sí, la valiosa totilla, que por dar precios, en mi localidad ya está a catorce el kilo, y aumenta. Yo me pregunto, por ahí hay una frase que dice, “la historia es como un círculo, se repite a intervalos imprecisos” “¿Adeil por no comer bien ya se volvió loco o qué?” se preguntarán, pues no. Les explicaré la comparación.
Rayando para el siglo XVI, con el gobierno de Luis XVI las cosas iban de la patada, Francia estaba pobre, su antecesor, Luis XV murió tratando de derrotar a los Ingleses en batallas marítimas de quién sabe porqué, expansión de territorio de no sé dónde. Bueno, tanta mantención y gastos en la guerra habían exprimido a Francia, pero la nobleza y clero ni sentir de ello. Mientras la plebe Francesa moría de hambre, los cara grasosa (por el maquillaje, ya que sólo la nobleza tenía dinero para maquillarse) hacía de todo para sacar presupuesto de los más jodidos, jodiéndolos más (era la versión francesa de los diputados). El dinero escaseaba, Francia iba a la ruina, la única solución posible, ¡subir los impuestos!
Muchos se quejaron, bueno, más bien, la parla de los plebes se quejaron, ¿pero quién los oye?, por votación mayoritaria, los cabeceras de los nobles y burgueses lo consiguieron.
Ja, ja, ja. He ahí el nombre de este artículo. El desastre comenzó. Habiendo subido el pan (la tortilla para los franceses de aquella época) a dos salarios por pieza, el "pandemonio" reinó.
Muerte tras muerte, saquearon las panaderías, que estaban repletas de producto, ya que ¡nadie podía comprarlo!
Armados, se quejaron, el pueblo se levantó. Y verán que eran tantos, y los soldados tan mal pagados que sometieron. Destruyeron varias locasiones, y arrastraron entre las calles cabezas de muchos hombres, ¿quién diría que el pueblo malnutrido fuera tan voraz?
En fin, he ahí la comparación y me pregunto si pasará igual, subirán de más algo que no, y ¡bam!
Una revolución por comer. Espero que eso no pase, no me gustaría vivir en un año de revueltas, lo he leído en libros, y visto en películas, documentales, de verdad que no suena agradable.
Aunque por ahí he escuchado, “los 10” son las épocas de revolución, “1810” “2010”, esperemos que la rueda de la historia no se vuelque contra los innecesarios cientos de diputados, y con ellos, no lleven entre las patas.
Por el momento todo bien, como dije… por el momento.
jueves, 7 de enero de 2010
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